Indoctrinamiento


Muchas veces se acusa a la fe cristiana de ser tan sólo un lavado de cerebro, un adoctrinamiento exhaustivo con el fin de forzar a las personas a dejar de pensar por sí mismas y a empezar a pensar como el pastor desea que piensen. En algunos, casos, se puede dar esto. Pero no siempre. Al menos, la fe que planteó Jesucristo no era de adoctrinamiento sino de trascendencia. Es decir, nos invita a ir más allá de lo que la sociedad está acostumbrada y tiene por norma. La fe, según la entendió Jesucristo, le costó la vida. Cuando confrontó a los líderes espirituales de su tiempo lo hizo fundamentado en su comprensión de Dios como el Padre (y aún madre, cuando lo describía como una gallina que cuida de sus polluelos) y esto fue básicamente un mirar a Dios con los ojos de la fe.

La fe cristiana, entendida en los términos de Jesucristo, cuestiona nuestros presupuestos y nos anima a ir más allá de lo que siempre se ha pensado. La fe en Cristo debería movernos a cuestionar nuestros hábitos, nuestra conducta e incluso nuestra sociedad en función de la esperanza.

Lastimosamente, cada vez que la fe mueve a alguien a cuestionar los cánones establecidos, se lo discrimina y se lo rechaza. No hacen falta cárceles para censurar a los que piensan diferente. Cuando todos piensa de una manera, todos desean obligar al que piensa diferente a sujetarse a lo establecido.

La escritora británica Doris Lessing ve el adoctrinamiento en toda nuestra sociedad cuando dice que deberíamos sincerarnos y decir a los jóvenes que van al colegio o la universidad: «Estáis siendo indoctrinados. Todavía no hemos encontrado un sistema educativo que no sea de indoctrinación. Lo sentimos mucho, pero es lo mejor que podemos hacer. Lo que aquí se os está enseñando es una amalgama de los prejuicios en curso y las selecciones de esta cultura en particular…»

De todos modos, muchas veces la fe cristiana se vuelve otro poco un adoctrinamiento. Debemos meditar en la predicación y estilo de vida de Cristo para evitar volvernos meros sostenedores del estatus quo. Seamos, más bien, guías de la esperanza en un mundo que poco a poco va perdiéndolas todas.

Este domingo de ramos, reflexionando sobre la ovación que se le hace a Cristo y la crucifixión a la que luego se lo somete, meditaremos sobre aquellos adoctrinamientos que nos hacen esclavos de las normas y no tanto seguidores de Jesucristo.

Bendiciones

 

 

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