Empieza una semana de labores. Muchas actividades por realizar. Problemas aún por resolver. Nuevas retos y desafíos que se nos presentan al momento. Tómate un tiempo. No te angusties, pues, aunque la cantidad de actividades que se nos presentan es enorme, nada sacamos angustiándonos. Tómate un tiempo. Revisa todas las actividades por hacer. Ve apuntándolas en una libreta. Organízalas. Mira las más importantes, aquellas que sabes que rendirán un mejor fruto en tu trabajo y en tu vida. A estas últimas dales prioridad. Tómate un tiempo. Escucha a tu corazón mientras todavía te susurra, no esperes a que grite por medio de las enfermedades y el stress. Es mejor sosegar al corazón que acallarlo hasta que explote. Tómate un tiempo y dàselo a Dios. El tiene una óptica más amplia acerca de las prioridades en tu vida. No es un jefe quisquilloso que quiere todo el tiempo para Él. Anhela que le des un tiempo para llenarte de energías y fortalecer tu espíritu. Anhela advertirte sobre la manera adecuada de llevar tu vida. Anhela ser tu compañero y confidente, tu amigo y tu guía. Dale un tiempo. Verás que una vez que has puesto en oración tus preocupaciones, de una en una te va guiando a la solución. Dale un tiempo pues las cosas que tanto nos ofuscan el día de hoy son pasajeras, mientras que para las que Él quiere prepararte son eternas. Tómate un tiempo… dáselo a Dios.
Tómate un tiempo

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