El les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra. Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra. Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue. (Luc 4:23-30)
Los radicalismos que nos llevan a los odios entre las personas por lo general surgen dentro de quienes se identifican entre sí hasta cierto grado. Son las similitudes que vemos en nuestros cercanos las que nos hacen, muy a menudo, temer de las diferencias. Klaus Barbie, conocido como el carnicero de la Gestapo y quien torturó hasta matar al combatiente de la resistencia Jean Moulin, dijo en una entrevista: Cuando interrogué a Jean Moulin, tuve la sensación de que él era yo.
Las guerras y exterminios existentes entre sunníes y chiíes son entre dos formas de interpretar el Corán. Aun cuando comparten la lectura del Corán y consideran a Alá su Dios y a Muhammad como su profeta, hay ciertas diferencias que los confronta entre sí. Lo mismo sucede en otros ámbitos como el político donde aún entre partidarios de la izquierda suele haber conflictos enardecidos mientras se ve con cierta indiferencia a los que son de la derecha, y lo mismo pasa entre estos últimos.
Parecería como si el hecho de tener más elementos en común nos pusiera más a la defensiva cuando vemos aspectos divergentes. Cuando se dio la reforma protestante, la batalla no finalizó con la separación de los protestantes respecto de los católicos, sino que continuó con el desarrollo de otros grupos que no se consideraban representados por el protestantismo, los anabaptistas, los de la reforma radical, los anglicanos los presbiterianos, etc.
Jesús les anunció a los judíos que nadie es profeta en su propia tierra y anuncia de este modo el hecho de que el cristianismo no sería bien recibido por los mismos judíos. En efecto, esto fue lo que sucedió. Jesús les da como señal el hecho de que habiendo muchas viudas en Israel, en los tiempos de Elías, este profeta fue enviado a una viuda pagana. De igual manera les da como señal el hecho de que habiendo muchos leprosos entre los israelitas de su tiempo, Eliseo fue enviado a sanar al sirio Naamán.
No es un rechazo o un desprecio de los judíos, es la confirmación de que nuestras actitudes de corazón son las que alejan el obrar de Dios. El no ser capaces de mirar el obrar de Dios en el prójimo nos hace ciegos a lo que Dios quiere hacer en medio de nosotros. Si realmente queremos que ese obrar de Dios se haga manifiesto en nuestras vidas debemos dejar de mirar con sospecha al prójimos, abrirnos a la posibilidad de que Dios tenga amor para con él y de que incluso Dios puede obrar en bondad con nosotros por medio de él.
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