¿Cristianos amargados o discípulos contagiosos?


Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y dejándolo todo, se levantó y le siguió. Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. (Lucas 5:27-32)

Cuando entendemos el evangelio sólo como una serie de normas morales que debemos empezar a cumplir, olvidamos el corazón del mismo que es el encuentro personal con Dios y con la salvación. Esto produce una dicha y un gozo que no pueden ser contenidos.

Muchos son los que comparten su confianza en un determinado equipo de fútbol por todas las alegrías que le ha producido. Invitan a sus amigos a ver un nuevo partido de su equipo en su casa, preparan todo para que todos se alegren con él por las victorias que le ofrece. En definitiva es un anhelo de compartir con sus amigos la alegría que siente.

Muchos, sin embargo, lo que hacen cuando conocen el evangelio es esconderse, apartarse, huir de sus amigos pues ahora sus principios y normas de vida son diferentes. Ya no pueden verlos con esas amistades así que deben cancelar todas las reuniones que pudieron haber tenido con aquellas personas. Sus amistades, entonces, se limitan tan solo a las que forman parte de la iglesia. De hecho, eso es precisamente lo que hacían los escribas y fariseos que criticaban a Jesús

Sin embargo el ejemplo que nos da Leví es de todo lo contrario. El nuevo discípulo de Jesús invierte de su bolsillo en una gran cena a la que invita a todos sus amigos para que conozcan al Maestro que le ha cambiado la vida. Trata de compartir con todos los que pueda el anuncio de ese mensaje que le ha dado gran gozo y salvación. Para los fariseos eso era glotonería y despilfarro, para Jesús era un llamado para alcanzar a aquellos que eran despreciados por sus pecados. No es cuestión de abandonar nuestras amistades por causa del evangelio, pero si de ser una influencia sólida y decisiva en la vida de nuestros amigos por medio de una comunión intima con Jesucristo y un compartir con los demás esa alegría que disfrutamos gracias a Dios.

Portrait Of Young Friends Outdoors Posing On Gangway Together
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