Por sus frutos, no por sus redes los conoceréis


No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. (Luc 6:43-45)

Vivimos tiempos en los que las apariencias se han vuelto cada vez más sofisticadas y la profundidad o el contenido del alma humana cada vez más misterioso. Redes sociales como Instagram nos da la posibilidad de disfrazar nuestra apariencia de tal modo que aparentamos nuestro rostro, nuestra piel y nuestro contexto. El compartir las imágenes de viajes, paseos o artículos adquiridos buscan darnos notoriedad entre nuestros conocidos, sin embargo, no siempre esto es lo que realmente estamos viviendo.

De igual manera, podemos llenar nuestros perfiles de versículos bíblicos, de meditaciones bíblicas o de prédicas que hallamos por el internet y esto puede dar apariencia de que somos realmente espirituales. Sin embargo, la realidad de nuestra comunión con Dios y la realidad de nuestra vida cotidiana es totalmente diferente de la que se muestra en las redes.

Jesús nos da un test bastante efectivo para reconocer la verdad de las personas con las que compartimos. No se trata de las apariencias, no se trata de las publicaciones, se trata del fruto. Jesús nos dice que al árbol bueno se lo reconoce por el fruto. Puede ser muy frondoso, y dar la apariencia de ser muy bueno, sin embargo, si su fruto es malo, no importa lo frondoso que se vea; el árbol es malo. Por el contrario, un árbol puede mostrarse, en apariencia débil y escaso de hojas, pero si da fruto, no cabe duda de que estamos ante un buen árbol.

No son las publicaciones en las redes sociales, los versículos bíblicos o el hablar evangélico que podemos tener lo que nos hace buenos creyentes. Son nuestros frutos, nuestro estilo de vida, la madurez espiritual que reflejamos y la fortaleza que presentamos ante las tentaciones del pecado lo que evidencia si somos o no somos un buen árbol.

No necesitas llenar de más citas bíblicas tu Facebook ni es necesario que te llenes de cursos bíblicos de diversas iglesias, aprende a poner en práctica lo que estas aprendiendo y entonces te convertirás en un buen árbol.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Sitio web creado por WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: