¿Estamos utilizando nuestro tiempo adecuadamente?


Saber administrar el tiempo no era algo que preocupaba en gran medida a las sociedades antiguas. Es cierto que se debía evitar la pereza que mina el tiempo que puede ser invertido en el trabajo como advierte el libro de los proverbios: “Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás del sueño? Un poco de sueño, dormitar otro poco, y otro poco descansar mano sobre mano: así te llegará la miseria como un vagabundo, la pobreza como un hombre armado.” (Pro. 6:9-11). Pero una advertencia clara a la correcta administración del tiempo en los quehaceres diarios no la hallamos en el texto bíblico.

Evidentemente, alguien podría recordar lo que dice Efesios 5:16 “Aprovechando bien el tiempo…” y hacer de ello una teología de la administración del tiempo. Lo cierto es que dicho texto no tiene la intención de advertirnos acerca del buen uso que hacemos de las horas en el día a día. Ya la versión Dios Habla Hoy nos da una luz acerca del correcto entender de este pasaje cuando traduce la misma frase como: “Aprovechen bien este momento decisivo…” El peso de dicho texto recae sobre la oportunidad que nos ha dado Dios al ser hechos hijos suyos1.

Hoy en día, las cosas avanzan a una celeridad tal que se ha vuelto cada vez más imperioso saber administrar el tiempo. Un día, una hora o un minuto desperdiciado puede implicar un gran inconveniente para nuestro trabajo, nuestros estudios o nuestra familia. El uso excesivo del tiempo invertido en el trabajo puede cobrarnos a la larga por medio de una crisis en nuestra familia. El exceso de tiempo invertido en las distracciones puede ocasionar serias pérdidas financieras para el hogar y consecuentemente, continuas peleas matrimoniales2.

No podemos alargar las horas del día para darnos abasto con todas las obligaciones tanto laborales como familiares y de otra índole que tenemos, pero sí podemos aprender a administrar correctamente nuestro tiempo.

Una mala administración del tiempo es, en muchos casos, el fruto de un descuidado uso de este bien. No saber en qué nos hallamos gastando nuestro tiempo nos lleva a usar más de lo necesario en tareas sin importancia. De cuánto tiempo disponemos y en qué lo vamos a invertir son dos buenas preguntas.

Basta que analicemos cuánto cuesta nuestra hora de trabajo para que veamos lo importante de un adecuado uso del tiempo. Una hora de trabajo cuesta, de acuerdo al Salario Mínimo Vital (Ecuador) al rededor de $2. Ahora bien, cada hora que la pasamos en un entretenimiento improductivo nos cuesta $2. Cada hora bien aprovechada es una inversión de $2.

Pensemos, por ejemplo en la televisión. Según las encuestas, el promedio de horas invertidas en ese aparato fluctúan entre las 4 y las 6 horas. Es decir, al año hemos invertido -sin considerar el costo del aparato y la luz eléctrica- casi $ 3.000 en sentarnos frente a dicho aparato. El beneficio que produce dicho producto es nulo por lo cual podemos decir que anualmente botamos 3000 a la basura. Al cabo de 60 años una persona promedio habría despilfarrado cerca de $175.000. Quizás seamos un poco duros. No podemos dejar de considerar que necesitamos un cierto tiempo de distracción, sin embargo, cuatro horas diarias excede con creces dicho objetivo. 

Por otro lado, siendo conscientes de la importancia que tiene el ser parte de una familia, las fuerzas que infunde el estar en un hogar estable y la serie de aflicciones que implican una separación, la inversión para dicho bien debería ser mucho mayor que el que ponemos en la televisión. Lo cierto es que según las estadísticas el tiempo utilizado en la familia es de 22 minutos diarios, esto es casi 300 dólares al año. No es de extrañar el aumento de divorcios en la actualidad. Al parecer, no es debido a la crisis de la institución matrimonial tanto cuanto al poco tiempo que le dedicamos a su crecimiento. Bastaría imaginarnos una empresa que con 22 minutos al día genere ingresos suficientes para vivir. Esto realmente es imposible. Necesitamos canalizar más tiempo hacia esta área.

Otro elemento que debemos considerar es el crecimiento personal. Nosotros necesitamos crecer en aquello en lo que somos buenos. Podemos ser hábiles en alguna cosa, sin embargo, entre 5 mil millones de personas al rededor del mundo, seguro que la cantidad de trabajadores hábiles en esa misma área es cada vez mayor. Eso hace que nuestro producto -nuestra habilidad- sea cada vez menos valioso. Esto se traduce en una reducción de los ingresos o en una mayor dificultad para conseguir un empleo. Si nos quedamos con la habilidad innata, los más probable es que al cabo de unos años el valor de nuestra hora de trabajo termine siendo mucho menor del que es actualmente. Si nos esforzamos por darle capacitación a nuestras habilidades, lo más probable es que a la larga tengamos una habilidad con un plus de capacitaciones que harán nuestra hora de trabajo más valiosa. ¿Cuánto tiempo le dedicamos a nuestra capacitación? En muchos casos, el tiempo de dedicado a la capacitación es solamente aquel que nos brinda la empresa.

Si dedicamos una hora al día a una capacitación cuyo costo es de $600 el semestre, podríamos decir que nuestro gasto final sería de $840 incluidas las 120 horas invertidas en dicha capacitación. Suponiendo un incremento del 25% de nuestro salario como fruto de dicha capacitación, en menos de un año recupero la inversión y el resto serían ganancias.

Lastimosamente, muchas veces vivimos con la idea en nuestra mente de que ya no estamos para cursos, pero esto no es más que una excusa que nos mantiene estancados. Una adecuada inversión de tiempo siempre es una capacitación.

Finalmente, nuestro tiempo dedicado a Dios, por lo general suele ser el que más sufre de nuestra inadecuada administración del tiempo. Por lo general dedicamos entre 80 y 140 horas al año a Dios. El primer caso (80) es el de quienes únicamente asisten a la iglesia. El segundo caso (140) es el de aquellos que asisten y dedican de cinco a diez minutos diarios a la oración. Estos tiempos equivalen a menos del 4% del tiempo libre con que contamos. Sobre el tema del valor de esta inversión, quizás sea suficiente con mencionar las palabras de Jesús al respecto: De nada sirve que una persona gane en este mundo todo lo que quiera, si al fin de cuentas pierde su vida.

Quizás se trate de la más grande inversión de todas. Esta equivale al crecimiento total de nuestra persona, al fortalecimiento de nuestra familia y al sustento en tiempos de bonanza y en tiempos de crisis. Aunque sólo a algunos pide Dios que abandonen los asuntos de este mundo y se dediquen de lleno a su obra, todos podemos ser beneficiados con el tiempo que entregamos al Señor. Evidentemente, esto no quiere decir que abandonemos nuestros trabajos por dedicarnos al ministerio -a menos que hayamos recibido de Dios dicho llamado- pero sí que sepamos aprovechar nuestro tiempo en este crecimiento total de nuestra vida que implican la lectura de su palabra, la oración y el discipulado.

1La palabra que se utiliza en este pasaje en griego es kairos (que vendría a ser algo así como “tiempo oportuno” y que por lo general se halla relacionado en el Nuevo Testamento con el tiempo de la redención de Dios) y no chronos que tiene que ver con el día a día.

2Se ha hecho varias investigaciones en las que se podido constatar que una de las razones más comunes de discusiones conyugales es el aspecto económico.

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3 comentarios sobre “¿Estamos utilizando nuestro tiempo adecuadamente?

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  1. Estimado Pastor gracias por tener siempre una palabra adecuada para cada situación diaria, el mensaje que Dios nos transmite por medio de usted es palabra viva a nuestros corazones.
    Que Dios le bendiga y le siga dando mucha sabiduría para guiarnos.

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